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Como crecio Alicia

Casi, después que Alicia había caído al fondo de la madriguera, corrió un trecho larguísimo bajo tierra, y de repente se encontró en una gran sala rodeada de puertas.

Todas las puertas estaban cerradas con llave, de manera que la pobre Alicia no podía salir de allí: y se puso muy triste.

Sin embargo, al cabo de un ratito encontró una mesa pequeña con tres patas (en el dibujo están dos de las patas y un poquito de la otra ¿la ves?), toda hecha de cristal; y sobre la mesa había una llavecita: Alicia dio la vuelta a la sala tratando de abrir con ella alguna de las puertas.

¡Pobre Alicia! La llave no abría ninguna puerta. Pero por fin llegó a una puertecita pequeñísima, ¡y menuda alegría se llevó al ver que la llave servía para esa cerradura!

Entonces abrió la puertecita, se agachó y miró al otro lado, y ¿qué crees que vio? ¡Un jardín preciosísimo! ¡Y le dieron tantas ganas de entrar en él! Pero la puerta era demasiado pequeña.

No podía pasar de ningún modo, ¡lo mismo qué tú no podrías pasar por una ratonera!

Así que la pobrecita Alicia cerró la puerta y se volvió para dejar la llave en su sitio: y esta vez se encontró sobre la mesa una cosa completamente diferente (mira el dibujo otra vez). ¿Qué crees que era? Era un frasco, que tenía colgada una etiqueta en la que podía leerse claramente «BÉBEME».

Lo probó, y estaba muy bueno, de manera que puso manos a la obra y se lo bebió todo. ¡Y entonces le pasó una cosa curiosísima! Jamás adivinarías lo que fue, de modo que te lo voy a contar yo. ¡Empezó a hacerse pequeña, pequeña hasta que se quedó del tamaño de una muñeca!

Entonces pensó «¡Ahora sí que quepo por la puertecita! », y se fue hacia ella corriendo. ¡Pero cuando llegó, la puerta estaba cerrada con llave, y la llave encima de la mesa y no alcanzaba a cogerla! ¿No era una lástima haber cerrado la puerta con llave?

Bueno, pues lo siguiente que encontró fue un pastelito, en el que estaba escrita la palabra «CÓMEME». Y naturalmente puso manos a la obra y se lo comió.

¿Y qué crees que le pasó entonces? No lo adivinarías jamás. Tendré que contártelo como antes.

Creció, y creció, y creció. ¡Se hizo más alta de lo que era antes! ¡Más alta que ningún niño! ¡Más alta que ninguna persona mayor! ¡Más, Y más, y más alta! Fíjate en el dibujo y verás cuánto creció.

¿Qué preferirías tú: ser una Alicia chiquitita como un gatito, o ser una Alicia alta y grandota y darte cabezazos en el techo a todas horas?

De Lewis Carroll.