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Historia del osito Pepín

En un lejano bosque vivía una familia de osos. Mamá osa, papa oso y el pequeño osito Pepín.
Pepín disfrutaba mucho jugando por su bosque con sus amiguitos y le encantaba descubrir y aprender cosas nuevas cada día. Sus papás estaban muy orgullosos de él porque era muy estudioso y obediente.
Una noche que estaban cenando Pepín pregunto algo a su padre:

– Papá ¿por qué cuando llega el invierno los osos tenemos que dormir?
– Pues Pepín, porque en invierno hace mucho frío y escasea la comida… a los osos nos entra mucho sueño y nos acurrucamos en casita hasta la primavera. Se llama hibernar.
– Papá ¡no quiero invernar….! Quiero jugar en invierno con mis amigos con la nieve, hacer muñecos y patinar en el lago helado que me han dicho que es muy divertido.
El papa oso se extrañó de tal cosa porque Pepín era muy bueno y siempre obedecía. Pensó regañarle y decirle que es lo que debía hacer: hibernar como los demás osos, pero luego lo pensó mejor:
-«La mejor manera de que entienda por qué hibernamos es comprobarlo por él mismo» y le dijo: – Bueno Pepín, ya veremos.
Pepín les contó a todos sus amigos que ese invierno estaría con ellos y jugarían con la nieve… ¡qué contento estaba!
Pasó el verano entre juegos y baños en el lago. Llegó el otoño y también disfrutó mucho pisando las hojas secas y chapoteando en los charcos de la lluvia.
Una mañana, Pepín se despertó y sintió mucho frío. Se asomó a la ventana y… ¡oh, estaba todo nevado! ¡Había llegado el invierno!
Fue hasta la habitación de sus padres y ellos estaban allí aún dormidos… tenían mucho sueño.
– Papá, mamá…  ha llegado el invierno. Voy a salir a jugar.
– Pepín ¿no tienes sueño? deberías dormir con nosotros, vas a pasar frío y hambre.
-Pero mamá… yo…
-Bueno Pepín, le dijo su padre, ve. Pero recuerda, si sientes frío o hambre o si estás solo ven a casa, te estaremos esperando.
-¡Gracias papá! me lo pasare genial.
Pepín salió al bosque y jugó a tirar bolas de nieve, ha hacer grandes muñecos, patinó en el lago helado… rió y rió mucho y se lo pasó en grande. Pero empezó ha hacerse de noche y sus amiguitos se fueron marchando a casa. Sintió hambre y buscó algo de comer pero estaba todo tan nevado que no encontró nada. Para colmo comenzó a nevar y sintió mucho frío y sueño… un sueño que cada vez era mayor.
– Mis padres tenían razón… el invierno no es para los osos. Debo ir a hibernar a casa con ellos hasta la primavera. Al menos he conocido la nieve y he jugado un día entero con ella.
Fue a casa y allí estaban sus padres esperándole, aún despiertos.
– Hola Pepín ¿cómo te ha ido hijo?
– Bien papá, he jugado mucho, pero tenias  razón: no hay nada de comer y hacia mucho frío. Tengo mucho sueño… se me cierran los ojos… dormiré con vosotros aquí calentito. Hasta la primavera papá.
– Hasta la primavera Pepín, y papá oso sonrió.

De nuestra compañera Inés Cabrera – 12 años