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Etiqueta: leñador

La zorra y el leñador

Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingresara a su cabaña.

Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra.

El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido.

Los cazadores no comprendieron las señas de la mano y se confiaron únicamente de lo dicho con la palabra.

La zorra al verlos marcharse, salió sin decir nada.

Le reprochó el leñador por qué a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondió:

– Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.

No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras.

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El leñador y los gatos

Érase una vez en una linda cabaña un pobre leñador que no tenía nada por que su esposa había muerto y no tenía hijos. Solo le quedaba el bosque y dos hermosos gatitos blancos que había dejado su esposa antes de morir, él los quería mucho pues era lo único que le quedaba.
Una mañana como siempre el leñador iba a traer leña, y sus gatos se quedaban solos. Los dos se dirigieron hacia el bosque, el leñador los encontró y vio que había oro y se volvió rico.

De nuestra compañera Manuela Rojas, 10 años

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Hermes y el leñador

Un leñador que a la orilla de un río cortaba leña, perdió su hacha. Sin saber que hacer, se sentó llorando a la orilla.

Compadecido Hermes de su tristeza, se arrojó al río y volvió con un hacha de oro, preguntando si era esa la que había perdido. Le contestó el leñador que no, y volvió Hermes a sumergirse, regresando con una de plata. El leñador otra vez dijo que no era suya, por lo que Hermes se sumergió de nuevo, volviendo con el hacha perdida. Entonces el hombre le dijo que sí era esa la de él.

Hermes, seducido por su honradez, le dio las tres hachas.

Al volver con sus compañeros, contóles el leñador su aventura. Una de ellos se propuso conseguir otro tanto. Dirigióse a la orilla del río y lanzó su hacha en la corriente, sentándose luego a llorar.

Entonces Hermes se le apareció también y, sabiendo el motivo de su llanto, se arrojó al río y le presentó igualmente un hacha de oro, preguntándole si era la que había perdido. El bribón, muy contento exclamo:

– ¡Sí, ésa es!

Pero el dios horronzado por su desvergúenza, no sólo se quedó con el hacha de oro, sino que tampoco le devolvió la suya.

La divinidad no sólo ayuda a quien es honrado, sino que castiga a los deshonestos.

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El cazador miedoso y el leñador

Buscando un cazador la pista de un león, preguntó a un leñador si había visto los pasos de la fiera y dónde tenía su cubil.

-Te señalaré el león mismo. -dijo el leñador.

-No, no busco el león, sino sólo la pista- repuso el cazador pálido de miedo y castañeteando los dientes.

Si quieres ser atrevido en las palabras, con más razón debes ser valiente con los actos.

Vocabulario:

Cubil: Hogar en el que vive un animal.

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