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Cuento del cumpleaños de Camila

Había una vez una hermosa niña, de ojos grandes y profundos, de pestañas largas y oscuras, igual que su cabello. Esta niña era muy amada por sus padres, por sus abuelos, por sus tíos, por sus amigos y por todos los que la conocían, lo cual hacía honor a su nombre, «Camila», que significa AMADA. Un día los papás de Camila pidieron a la abuelita que cuidara de ella, mientras ellos salían de compras, y Camila se alegró mucho, pues ella adoraba a la abuelita, quien la consentía y le cantaba siempre canciones muy lindas, pero la abuelita dijo que no podía cuidarla porque estaba un poco resfriada. Entonces los papás de Camilita llamaron a la tía Nelly para que se quedara con Camila, y Camila ya se imaginaba las ricas papillas de frutas y los juegos divertidos que seguro tendría ese día con la querida tía, sin embargo, la tía dijo que tampoco podía quedarse con ella, porque tenía tos. Los papás de la niña decidieron entonces, dejarla en una guardería, y Camila se sintió muy triste. Así fue como llegaron a la guardería, en donde había muchos niños más grandes que Camila y Camila se quedó llorando, resentida porque sus papás no la llevaron con ellos. Eran ya las seis de la tarde, y los papás llegaron a recoger a su amada hija, pero se encontraron con la novedad de que la niña había desaparecido: la mamá lloraba, el papá también y la buscaban por todas partes. Llegó la abuelita, quien también gritaba de tristeza y llamó a la policía para que les ayudaran a buscar a Camilita. Pasaban los minutos y la niña no aparecía… hasta que llegó la tía Nelly, lamentándose por no haber podido cuidar a la niña, y preguntó a los papás: ¿Por cierto, por qué no pudieron llevar a Camilita con ustedes? La mamá respondió: Porque hoy cumple años, y queríamos darle una sorpresa, comprándole un hermoso regalo. La queremos mucho, y queríamos que se sienta feliz…

..Entonces, como por arte de magia, de debajo de la mesa salió la pequeña Camila y corrió a los brazos de sus papás, pues comprendió que no la había dejado sola a propósito y que sí la querían de verdad. Pidió disculpas por haberse escondido, y explicó que creía que no les importaba ni a sus papás, ni a su abuelita, ni a la tía Nelly. Todos estaban felices, y abrazaron y besaron a Camilita y los papás le entregaron un hermoso juguete que le habían comprado, además le prometieron que de hoy en adelante, siempre le dirían a dónde iban, y no la dejarían sola. Por su parte, Camilita prometió nunca más esconderse, y siempre decir a sus papás lo que siente.
De Sonia de Cruz.