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Etiqueta: regalos

Los Reyes Magos
No olvidaré jamás aquella mañana del seis de enero; hacía pocos días había cumplido mis primeros sesenta y un años. Durante la noche anterior un sueño extraño llenó mi corazón de dudas. Por eso me levanté muy temprano, no podía seguir durmiendo, algunas lágrimas mostraban mi tristeza.

Me senté en el borde de la cama y seguí llorando, mientras recordaba al duende que en mis sueños me había dicho algo que yo no podía creer… por eso mi llanto y mi tristeza esa mañana del seis de enero.

Con su chillona voz de duende había dicho: «Me extraña que a tu edad no lo sepas: los Reyes Magos no existen, son los adultos, generalmente los padres, los que compran los regalos».

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El cascanueces y el Rey de los ratones
LA NOCHEBUENA

El día 24 de diciembre los niños del consejero de Sanidad, Stahlbaum, no pudieron entrar en todo el día en el hall y mucho menos en el salón contiguo. Refugiados en una habitación interior estaban Federico y María; la noche se venía encima, y les fastidiaba mucho que -cosa corriente en días como aquél- no se ocuparan de ponerles luz. Federico descubrió, diciéndoselo muy callandito a su hermana menor -apenas tenía siete años-, que desde por la mañana muy temprano había sentido ruido de pasos y unos golpecitos en la habitación prohibida. Hacía poco también que se deslizó por el vestíbulo un hombrecillo con una gran caja debajo del brazo, que no era otro sino el padrino Drosselmeier. María palmoteó alegremente, exclamando:

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El Esteru
El Esteru es un personaje navideño originario de Cantabria.

Se trata de un leñador perteneciente a la mitología cántabra que durante el día de Navidad lleva regalos a los hogares de la región. Se ha recogido documentación sobre esta creencia en lugares de Asturias como Llanes y en los pueblos cántabros de Cobijón (Udías) y Ruiseñada (Comillas), municipio este último donde el Esteru goza de gran popularidad y aparece todos los años en su Cabalgata de Reyes. Es por tanto, junto a las anjanas, uno de los símbolos más representativo de las navidades en Cantabria.
El Esteru en su carroza, tirada por su burru
Cuentan algunas personas mayores del Valle de Ruiseñada en Comillas que hace muchos años en los bosques de Cantabria un hada buena se encontraba peinándose en el río y unos diminutos duendes empezaron a gritar y alborotar tanto que el hada se acercó y los trastolillos la dijeron:

-«Es un bebé, un bebé humano», «¿por que lo dejaron aquí?» -preguntaban.

-«No sé» -dijo el Hada- «en ocasiones es difícil comprender a los humanos».

-«Desde ahora» -dijo el Hada al niño- «te llamaremos Esteru, y te daré los regalos de Valentía y Bondad durante toda tu vida».

Y cogiendo al bebe lo llevó a la casita de un matrimonio que vivía en el bosque y no tenían hijos. Y durante muchos años Esteru creció feliz con sus padres adoptivos, cada día ayudaba a su padre cortando y haciendo coloños de madera para venderlos por los pueblos. Después de muchos años los padres de Esteru se murieron y el se quedo muy triste y solo, se fue haciendo viejo y se entretenía en hacer figurillas de madera que luego llevaba con su burru como regalo a los niños de los pueblos que visitaba. Esteru era muy querido por los niños, especialmente en uno de los pueblos donde vivían varios niños huérfanos en una casa de acogida que visitaba siempre que podía. Y así todos los años, pero un día una galerna que asoló los pueblos y montañas de Cantabria, destrozó muchos tejados y ventanas y Esteru que se dirigía al pueblo, al llegar vio como un rayo caía en la casa de los niños huérfanos y esta empezó a arder en llamas. Esteru dejó a su burru, corrió rápidamente a la casa y cubrió a los niños, que estaban aterrados, con mantas y los hizo salir por una ventana. Pero al tratar de salir él, una enorme viga le cayó encima y cayó tendido con gran dolor y su corazón dejo de latir, en ese momento su burru comenzó a rebuznar insistentemente. Las personas y niños que contemplaban la escena no pudieron hacer nada y se echaron a llorar. Pero en ese momento una enorme y brillante luz les sorprendió a todos desde el interior de la casa. Nadie podía ver lo que sucedía dentro. Pero dentro de la casa el hada buena que había encontrado a Esteru cuando era un bebé, apareció junto a él y le susurró:

«¡Esteru! ¡Esteru!. Y empezó a decirle ¡Esteru!, tú has sido bueno en vida y con un gran corazón, has dado tu vida por los demás. Por eso no quiero que mueras y quiero que vivas para siempre, de ahora en adelante tú harás los juguetes para los niños de Cantabria.

«¡¡Y nosotros te ayudaremos!!» dijeron todos los enanucos.

Y desde entonces todas las navidades, Esteru recorre todos los rincones de Cantabria con su burru repartiendo juguetes y regalos a los niños para que sean felices.

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