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Historia de una luz en la oscuridad

Había una vez, en un pequeño poblado, donde todavía se suele ver casas construidas de  piedra, lodo o madera; se llega a observar la extrema pobreza, en la cual viven muchos niños que no tiene la oportunidad  de estudiar  o de jugar, debido a que tiene que ayudar a sus padres en todo lo que puedan, sin importar su corta edad. Desde el centro del poblado, se puede observar su hermoso parque, en el cual se encuentra un kiosco, rodeado  de una diversidad de flores de diferentes colores, aromas y formas. En este pequeño lugar, se suele concentrar  cierta parte de la población,  niños muy pequeños que apenas se están enseñando a caminar, hasta jóvenes de aproximadamente unos 25 años de edad. Los niños más pequeños van a jugar a las escondideras, correteadas o andar con su bicicleta, dando vueltas y vueltas  muchas veces hasta cansarse. Muy pocos de estos suelen ir acompañados por sus papás. Los jóvenes se reúnen a platicar  con sus amigos, otros más ocupan esos lugares para  ir  a beber alcohol o a fumar, sin importarles quienes más vayan a este lugar.

Rocío, Rosa y Beto, son hermanitos, Rocío la mas grande tienen 10 años de edad, Rosa de 8 y Beto de   6 años.  Proviene  de una familia muy pobre y numerosa, debido a que tiene 5 hermanos más grandes que ellos. No suelen ser como los niños que van al parque, ni mucho menos de los que van acompañados por sus padres. Su aspecto es muy diferente; los otros niños tienen muchos juguetes, ellos solo juegan con las piedrecillas que encuentran en su camino; los otros niños están bien vestidos y limpios, ellos solo tienen dos mudas de ropa para toda su vida, su rostro es pálido, con muchas manchas en la piel; mientras los otros sostiene una paleta, caramelo o chocolate en su mano,  para llevarlo a su boca, ellos solo observan desde una esquina  del parque  lo que los otros niños hacen. Imaginando  que son ellos, por un momento en sus mejillas se forma una hermosa sonrisa llena de entusiasmo, un inmenso brillo en los ojos y con un hermoso sentimiento que no se podría describir.   Pero cual es su sorpresa, al llegar a su cruel realidad, entonces su mirada se vuelve triste. Inmediatamente los tres hermanitos  se tomaron de las manos para poder ir a casa.  El camino es muy largo y pedregoso, algunas de las piedrecillas que encuentran en su camino, lastimaban cada vez mas  a los pequeños pies de los niños, provocándoles dolor, pero a pesar de esto, continúan su camino.
Viven en una casa muy pobre, en lo alto de un pequeño cerro, junto a otros hogares   con las mismas condiciones que a la de ellos. Desde afuera se ve muy pequeña,  con la construcción incompleta, las paredes cuartadas  y con un aspecto desolador. En el interior de la casa, solo se ve desde la puerta  un pequeño brasero, en el cual hay una pequeñita flama que brota de unos cuantos leños. Al lado derecho hay un pequeño molino y una mesa, en la cual hay unos cuantos vasos y platos, pero no se ve algún tipo de alimento o agua.  En el siguiente cuarto, solo  se puede observar un televisor muy viejo, aun lado hay dos tabicones con una tabla encima, la cual es utilizada como una banca.  El último cuarto, el más chico de los otros dos, tiene  dos camas, formadas  con tablas y cubiertas con una pequeña cobija cada una. Pero  a pesar de todas estas carencias que pueda ver en su hogar, los niños están muy contentos de poder llegar a esta, donde se pueden proteger del frió  y de la soledad.

Durante su camino a su casa, pueden ver toda clase de viviendas, todas realmente diferente entre ellas. En una morada con un amplio patio, jugaba un niño como de 13  años con su pequeño perro de color blanco. Corren por todo el patio de un lado a otro, de repente se dan cuanta de que los están observando desde la reja, tres pequeños niños hambrientos y con mucho frió. El niño toma a su perro y se va corriendo a su hogar. Los niños a pesar de la actitud de este niño, decidieron continuar su camino. En otra casa  de extrema pobreza,  ven jugar al pequeño Pepe, el cual se les acerca  y los invita a jugar, pero Rocío la mayor, contesta que tienen que llegar temprano a casa para que mamá no se preocupe por ellos.

Cuando por fin llegan a casa, los tres hermanos muy contentos comienzan a abrir la puerta y cual es su sorpresa al ver que en  el brasero, la leña casi estaba apagada, con una pequeña flamita que surge de la poca leña  y de las cenizas de estas. Se acercan  para poder estirar sus pequeñas manitas  heladas por el frió de la  tarde, pero no es  suficiente para darles un poquito de calor. De repente corren hacia el cuarto en busca de su mamá, pero no la encuentran allí. De inmediato se escucha un ruido que hace la puerta al abrirse, se asoman un poco  y observan que por fin ha llegado mamá. Corren a abrazarla y mamá les corresponde de la misma manera. Hoy ella viene muy preocupada, debido a que papá, ya tiene una semana sin regresar a casa. Beto el más pequeño de todos le pregunta a mamá:

–Mami ¿Dónde esta papá?- le dice. Mamá  solo mira hacia el suelo, lo abraza y  le dice que volverá pronto.

–Tus hermanos fueron a buscarlo, estoy segura que anda trabajando para poder traer dinero a la casa, para comprar comida.- le dijo.
Inmediatamente los niños se tranquilizan, pero la madre sabe realmente lo que sucede. Nuevamente se abre la puerta y llegan los otros  cinco hermanos, quienes  fueron a buscar a su papá, Laura la mas grande trae consigo en sus manos, una pequeña bolsa de pan, que recogió de la basura de una casa de las  ricas de por allí. Fue como los niños y  la madre tuvieron  algo que comer aquella noche. Cuando terminaron,  llevo a los niños a la cama y les canto una canción que solo ella suele cantar. Fue así como lograron quedarse dormidos, después de andar todo el  día en la calle, tratando de buscar algún trabajo en el cual pudieran   ganar un poquito de dinero. Los niños a pesar de que estaban  pequeños, realmente sabían que era lo que posaba en su casa, a media noche, cuando todos dormían, Beto se  despertó y le hablo a Rocío y a Rosa.

-Hermanas, despierten, hoy tuve un sueño el cual me decía que pasaría una estrella, y que le podríamos pedir  un deseo por cada uno- menciono.

Las niñas inmediatamente se pusieron muy contentas y decidieron asomarse en la ventana, levantando su mirada al hermoso cielo, que se veía muy diferente a las otras ocasiones. Ya casi se quedaban dormidos en la ventana, cuando de repente Beto le susurro en  la oreja:

-Miren allí esta la primera estrella, es realmente la más bonita que he visto, ¡¡ mírenla!!- menciono.

Las  niñas alzaron la mirada  al cielo, y efectivamente, era un a hermosa estrella que recorría el infinito cielo, con una inmensa cola que era muy brillante. Beto cerró los ojos y pidió en voz baja que su papá vo
lviera pronto a casa y que jamás se volviera a ir por mucho tiempo. Cuando termino su deseo, la estrella desapareció en aquel infinito cielo, pero, de repente apareció una segunda estrella, con las mismas características que la primera, ahora era turno de Rocío, de poder pedir un deseo, al igual que Beto, cerró los ojos y deseo que nunca mas pasaran hambre y frió. Y nuevamente al  término de su deseo la estrella desapareció, pero  en el cielo apareció una tercera estrella, ahora era el turno de Rosa, la cual  hizo lo que sus demás hermanos, con la excepción de que ella le pidió a  aquella estrella que  su papá encontrara un trabajo. Y nuevamente la estrella desapareció, las niñas estaban muy contentas con Beto, porque lo que les dijo realmente era verdad, pero luego Rocío le pregunto a Beto:

-y ¿Cuándo se cumplirá nuestros deseos?-  pregunto.

-No se, en mi sueño solo se escuchaba una voz que me decía que aparecerían en el cielo tres estrellas, a las cuales les podríamos pedir un deseo por cada uno de nosotros; pero nunca me dijo cuando se cumplirían- agrego Beto.

Inmediatamente, una voz tierna y  dulce se escucho por la oscuridad de la casa:

-¿Qué hacen levantados mis niños?, deben de descansar para que mañana estén muy bien, además mañana tendrán mucho tiempo de observar el  paisaje y de jugar, pero en el día; Vayamos a la cama a descansar, mis  hijos-. Pero Beto corrió a abrazar a su madre y le contó de aquellas hermosas estrellas que vieron en el cielo. Mamá solo sonrió y les dijo mientras señalaba el cielo:

-Mis niños, cuando el cielo esta nublado, no salen las estrellas, y es mas  difícil verlas, a lo mejor estaban durmiendo por el cansancio y solo las imaginaron, a la cama que ya es muy tarde-. Los niños solo se quedaron viendo unos a otros,  la madre los llevo a su cama y los arropó.

A la mañana siguiente, se levantaron muy temprano, pero ya todos sus hermanos estaban en pie,  y estos alrededor de la mesa. Poco a poco se fueron acercando a esta. Vieron que estaba papá muy contento, contándole a  todos que por fin encontró trabajo en una tienda de materiales muy cerca de allí. También había comprendido el verdadero valor de la familia y que de ahora en adelante nunca  jamás los volvería a dejar. La madre estaba muy contenta, pues debido a las  preocupaciones ocasionadas por la ausencia de su esposo, la hacían ver con un aspecto muy demacrado y triste. Los niños se vieron  entre ellos y comenzaron a gritar: -Se concedió nuestro deseo, ¡¡¡viva!!! Por fin todos seremos muy felices. Todos se los se los quedaron viendo admirados, pero como estaban muy contentos no tomaron en cuenta  lo que decían. Y así fue, el padre comenzó a trabajar,  ganando dinero con el cual aportaba para comprar las cosas para comer, poco a poco le  fue comprando ropa nueva a los niños y hasta un pequeño juguete. Por el desempeño que tuvo en su trabajo, fue ascendido y con ello logro ganar más dinero. Por fin logro ir construyendo cada vez más a su casa e ir solventando las carencias que existían  en ella. La madre se  dedicaba al aseo de la casa y hacer la comida, algunas veces cuando todos regresaban temprano le ayudaban a mamá.

Un día llego muy contento a su casa y mientras todos estaban sentados en la mesa para comer, el les dijo: -Ahora que me ha ido mucho mejor, por fin podré enviarlos a la escuela y la podrán terminar, he comprendido que al terminar esta, tienen  mas oportunidades  de encontrar trabajo y ser mejores-. Todos se pusieron muy contentos y al inicio de ciclo escolar ingresaron a una escuela que había por allí.

Como los niños le echaron muchas ganas a la escuela sacando  buenas calificaciones y sobre todo aprovechando  la oportunidad de  asistir a una, recibieron una beca para apoyarlos.  En ocasiones por  las tardes Rosa le enseñaba a su papá a leer. En los  días domingos que no trabajaba, todos salían en familia a hacer las compras al mercado, por la tarde iban a misa y después de salir de la iglesia iban juntos al parque a jugar con una pelota que  papá  compro para ellos. Ahora realmente eran ellos parte de los demás, no se tenían que imaginar  que iban con sus padres al parque y jugaban con ello. Ahora era una verdad que nadie se las podía quitar, tenían  un sentimiento lleno de placer y alegría, sus rostros  cambiaron drásticamente de ser triste a ser alegre. Realmente disfrutaban las salidas con sus demás hermanos y sus padres, comprendiendo que para ellos era muy importante el cariño que hubiera entre ellos. Y sobre todo el gran valor que implica tener a sus padres juntos, todo lo que pueden compartir y vivir. La gran satisfacción de  ser queridos y protegidos por dos personas, que sabes que te quieren mucho, llenando tu vida de grandes momentos  de felicidad pero también de tristeza, el saber  que todo lo que haces  es para ellos; tus logros y dificultades; tus aciertos y equivocaciones; y todo lo que les puedas ofrecer para bien. En algunas ocasiones,  se reunían todos afuera de la casa para poder observar las estrellas  y sobre todo el paisaje  de la noche. La madre les contaba  a todos historias fantásticas sobre los deseos que solían pedírseles a las estrellas, pero que no a todos se les podía conceder, solo  a os niños  que tuvieran una corazón de oro y que no  fueran egoístas y malos.  Y cuando comenzaba a contarles esta historia iniciaba de la siguiente manera, había una vez una luz en la oscuridad…

Cuando los niños  crecieron y  tuvieron hijos, a estos les contaban todo lo que habían vivido y  la historia  de los tres deseos que les concedieron las estrellas fugases, mencionándoles que nada era imposible, que todo se podía lograr, siempre y cuando lo desearas con todas las ganas.

Fin

De nuestra compañera Brizeyda Castillo Hernández, 20 años.