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Categoría: Fábulas

Diógenes de viaje

Yendo de viaje, Diógenes el cínico llegó a la orilla de un río torrencial y se detuvo perplejo. Un hombre acostumbrado a hacer pasar a la gente el río, viéndole indeciso, se acerco a Diógenes, lo subió sobre sus hombros y lo pasó complaciente a la otra orilla.

Quedó allí Diógenes, reprochándose su pobreza que le impedía pagar a su bienhechor. Y estando pensando en ello advirtió que el hombre, viendo a otro viajero que tampoco podía pasar el río, fue a buscarlo y lo transportó igualmente. Entonces Diógenes se acercó al hombre y le dijo:

-No tengo que agradecerte ya tu servicio, pues veo que no lo haces por razonamiento, sino por manía.

Cuando servimos por igual a personas de buen agradecimiento, así como a personas desagradecidas, sin duda que nos calificarán, no como buena gente, sino como ingenuos o tontos. Pero no debemos desanimarnos por ello, tarde o temprano, el bien paga siempre con creces.

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Bóreas y el Sol

Bóreas y el Sol disputaban sobre sus poderes, y decidieron conceder la palma al que despojara a un viajero de sus vestidos.

Bóreas empezó de primero, soplando con violencia; y apretó el hombre contra sí sus ropas, Bóreas asaltó entonces con más fuerza; pero el hombre, molesto por el frío, se colocó otro vestido. Bóreas, vencido, se lo entregó al Sol.

Este empezó a iluminar suavemente, y el hombre se despojó de su segundo vestido; luego lentamente le envió el Sol sus rayos más ardientes, hasta que el hombre, no pudiendo resistir más el calor, se quitó sus ropas para ir a bañarse en el río vecino.

Es mucho más poderosa una suave persuasión que un acto de violencia.

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Afrodita y la gata

Se había enamorado una gata de un hermoso joven, y rogó a Afrodita que la hiciera mujer. La diosa, compadecida de su deseo, la transformó en una bella doncella, y entonces el joven, prendado de ella, la invitó a su casa.

Estando ambos descansando en la alcoba nupcial, quiso saber Afrodita si al cambiar de ser a la gata había mudado también de carácter, por lo que soltó un ratón en el centro de la alcoba. Olvidándose la gata de su condición presente, se levantó del lecho y persiguió al ratón para comérselo. Entonces la diosa, indignada, la volvió a su original estado.

El cambio de estado de una persona, no la hace cambiar de sus instintos.

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El labrador y las grullas

Algunas grullas escarbaban sobre terrenos recién sembrados con trigo. Durante algún tiempo el labrador disparaba una honda vacía, ahuyentándolas por el pánico que les producía.

Pero cuando las aves se dieron cuenta del truco, ya no se alejaban de su comida. El labrador, viendo esto, cargó su honda con piedras y mató muchas de las grullas.

Las sobrevivientes inmediatamente abandonaron el lugar, lamentándose unas a otras:

-Mejor nos vamos a Liliput, pues este hombre ya no contento con asustarnos, ha empezado a mostrarnos lo que realmente puede hacer.

Cuando las palabras no dan a entender, la acción sí lo hará.

Vocabulario:

Liliput: Un lugar mitológico de la tierra.

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El labrador y la cigüeña

Un Labrador colocó trampas en su terreno recién sembrado y capturó un número de grullas que venían a comerse las semillas. Pero entre ellas se encontraba una cigüeña, la cual se había fracturado una pata en la trampa y que insistentemente le rogaba al labrador le conservara la vida:

– Te ruego me liberes, amo – decía, – sólo por esta vez. Mi quebradura exaltará tu piedad, y además, yo no soy grulla, soy una cigüeña, un ave de excelente carácter, y soy muy buena hija. Mira también mis plumas, que no son como las de esas grullas.

El labrador riéndose dijo:

– Será todo como lo dices, pero yo sólo sé esto:

Te capturé junto con estas ladronas, las grullas, y por lo tanto te corresponde morir junto con ellas.

Quien se asocia con el malvado, se vuelve en malvado.

Vocabulario:

Grulla: Ave que tiene pico cónico y prolongado, cabeza en parte cubierta con algunos pelos pardos y rojos, cuello largo y negro, alas grandes y redondas, cola pequeña, pero de cobijas largas y cerdosas, y plumaje de color gris.

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El jardinero y las hortalizas

Un hombre se detuvo cerca de un jardinero que trabajaba con sus legumbres, preguntándole por qué las legumbres silvestres crecían fuertes y vigorosas, y las cultivadas flojas y desnutridas.

-Porque la tierra-repuso el jardinero-, para unos es dedicada madre y para otros descuidada madrastra.

Del interés que se ponga en un asunto, así se desarrollará y así será el fruto que se recoja.

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El labrador y el árbol

En el campo de un labriego había un árbol estéril que únicamente servía de refugio a los gorriones y a las cigarras ruidosas.

El labrador, viendo su esterilidad, se dispuso a abatirlo y descargó contra él su hacha.

Le suplicaron los gorriones y las cigarras que no abatiera su asilo, para que en él pudieran cantar y agradarle a él mismo. Más sin hacerles caso, le asestó un segundo golpe, luego un tercero. Rajado el árbol, vio un panal de abejas y probó y gustó su miel, con lo que arrojó el hacha, honrando y cuidando desde entonces el árbol con gran esmero, como si fuera sagrado.

Mucha gente hay que hace un bien sólo si de él recoge beneficio, no por amor y respeto a lo que es justo. Haz el bien por el bien mismo, no porque de él vayas a sacar provecho.

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Los viandantes y el cuervo

Viajaban unas gentes para cierto asunto, cuando encontraron a un cuervo que había perdido un ojo. Volvieron hacia el cuervo sus miradas, y uno de los viandantes aconsejó el regreso, pues en su opinión hacerlo era lo que aconsejaba el presagio. Pero otro de los caminantes tomó la palabra y dijo:

– ¿Cómo podría este cuervo predecimos el Futuro si él mismo no ha podido prever, para evitarlo, la pérdida de su ojo?

Quien no puede cuidar de sí mismo, menos indicado está para aconsejar al prójimo.

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Los ratones y las comadrejas

Se hallaban en continua guerra los ratones y las comadrejas. Los ratones, que siempre eran vencidos, se reunieron en asamblea, y pensando que era por falta de jefes que siempre perdían, nombraron a varios estrategas. Los nuevos jefes recién elegidos, queriendo deslumbrar y distinguirse de los soldados rasos, se hicieron una especie de cuernos y se los sujetaron firmemente.

Vino la siguiente gran batalla, y como siempre, el ejército de los ratones llevó las de perder. Entonces todos los ratones huyeron a sus agujeros, y los jefes, no pudiendo entrar a causa de sus cuernos, fueron apresados y devorados.

Cuando adquieras puestos de alto nivel, no te vanaglories, pues mucho mayor que la apariencia del puesto, es la responsabilidad de cumplir lo encomendado.

Vocabulario:

Estratega: personas que utilizan estrategias. Rasos: sencillos. Vanaglories (de vanagloriar): humillarse.

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