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Etiqueta: infantil

La zorra y la gata

La zorra era conocida por su presunción y su gracia. Participaba en todos los bailes del bosque dándose mas importancia que una princesa.

Un día encontró una gata que le dijo admirada: ¡Oh, querida zorra! ¿Que haces para ser tan lista? Me gustaría tanto poder ser así. La zorra casi reventó de orgullo.

-Quién no lo consigue es solo por estupidez -dijo con soberbia-. No sabes hacer nada especial, ¿gata inútil?

– ¡Oh, no! respondió la gata-. Ya es bastante si consigo subirme a un árbol cuando veo un perro.

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Las zapatillas
Henrry y Abel, amigos entrañables, Abel en un Colegio
Particular, Henrry en la escuela del barrio, Abel con
posibilidades económicas, Henrry, muy pobre, Abel con
un hogar feliz, Henrry con un hogar lleno de
maltratos, lleno de violencia, pero que tenían estos
dos niños en común para ser amigos entrañables?,
aparte de la edad de 8 años, compartían momentos
felices y tristes de ambos, planeaban juntos sus
juegos, disfrutaban de su amistad con toda la energía
y fantasía de su niñez y sobretodo eran fraternos y
solidarios, por esa magia de los sentimientos sanos y
puros que solo los niños poseen.

Un día, Abel le propuso a Henrry retar a un partido de
fútbol a los niños del barrio vecino y Henrry aceptó
encantado, para eso entrenaban todos los días con
otros amiguitos mas que completaban el equipo; Henrry
era el mas entusiasta y aguerrido jugador, se les veía
emocionados esperando la fecha del partido que estaba
muy cerca.

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La blanca gaviota y el travieso sol
Érase una bella gaviota tan blanca, pero tan blanca, que al pasar por una nube no se veía, porque se confundía con el color de las nubes.

Todas las mañanas al despertarse, salía volando en dirección al Sol, buscando nuevas aventuras. Ella sabía que en la mañana el Sol salía por el Oriente, y que si volaba hacia él, iría alejándose de su casa. También sabía que por las tardes el Sol se ponía por el Occidente, y que si se dirigía hacia él, iría a su casa. Por esta razón nuestra amiga jamás se perdía.

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La batalla final
Por la noche, después de recoger los restos de la cena, no había nada que nos gustase más a los niños que sentarnos alrededor del fuego mientras Padre nos contaba una historia.

Dirás que suena ridículo, o anticuado, con todos los medios de entretenimiento modernos que existen, pero ¿te olvidas de ello si yo sonrío indulgentemente?

Tengo dieciocho años y, de muchas variadas formas, he dejado algunas niñadas detrás mío. Pero Padre es un orador y su voz despide un mágico aliento que aún me engancha, y, para ser sincero, eso me fascina. Incluso si pensamos que ganamos la Guerra, perdimos bastante en el proceso, y allá afuera hay un mundo cruel e ingrato. Seguiré siendo joven todo lo más que pueda.

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El burrito descontento

Érase que se era un día de invierno muy crudo. En el campo nevaba copiosamente, y dentro de una casa de labor, en su establo, había un Burrito que miraba a través del cristal de la ventana. Junto a él tenía el pesebre cubierto de paja seca. – Paja seca! – se decía el Burrito, despreciándola. Vaya una cosa que me pone mi amo! Ay, cuándo se acabará el invierno y llegará la primavera, para poder comer hierba fresca y jugosa de la que crece por todas partes, en prado y junto al camino!

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El Búho gafitas
Asomaba la cabecita, desde su casita en el tronco del árbol., un búho con una carita muy divertida.

Trabajaba durante la noche dando las horas como si fuera un reloj para que los animalitos del bosque supieran que hora era en cada momento.

Su gran ilusión era salir de su casa durante el día, pero sus ojitos no veían bien y tenía que conformarse con salir de noche y abrir sus grandes ojazos que brillaban en la oscuridad.

Siempre me dicen que soy afortunado por tener esos ojos tan grandotes, decía: el búho.

Pero no saben, añadía , que aunque son tan llamativos, no veo las cosas tan claras y lindas como la gente las ve.

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El búho blanco
Cada año nos llevan a unos treinta niños, acompañados por dos maestras, a las Colonias Escolares. Son nuestras vacaciones pagadas por la escuela y es seguro que vamos a estar durante veinte días, felices y contentas, en premio por nuestras excelentes calificaciones y buen comportamiento. Como nosotros vivimos en la costa, hacemos intercambio con otra escuela del interior. Así es que se dispone de un vagón del ferrocarril especial para nosotros y allí en la estación nos despedimos de nuestros padres y hermanos y partimos felices.

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El Bosque de Nunca Saldrás
Hola Amigos, Bienvenidos al «Bosque de Nunca Saldrás»
Voy a contaros la historia de Manolito, un pequeño personaje que vivía entre los tallos de las flores. Como habéis adivinado, Manolito era un duendecito, pequeño y travieso al que le gustaba mucho jugar con los animalillos del lugar. Una mañana se despertó sobresaltado por el ruido que habían hecho las hojas al crujir. No era normal que a esa hora paseara nadie por el bosque, y decidió investigar. Saltó de las hojas de una amapola en la que había pasado la noche, y se dirigió hacia las raíces de un viejo pino donde se subía para poder ver el bosque con mayor facilidad.

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