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Etiqueta: infantil

La zorra y el cuervo gritón

Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol.

Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.

El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.

La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:

– Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves.

Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.

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La zorra y el cangrejo de mar

Queriendo mantener su vida solitaria, pero un poco diferente a la ya acostumbrada, salió un cangrejo del mar y se fue a vivir a la playa.

Lo vio una zorra hambrienta, y como no encontraba nada mejor para comer, corrió hacia él y lo capturó.

Entonces el cangrejo, ya listo para ser devorado exclamó:

– ¡Merezco todo esto, porque siendo yo animal del mar, he querido comportarme como si fuera de la tierra!

Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces.

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La zorra y el anciano león

Un anciano león, incapaz ya de obtener por su propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida.

Habían llegado y perecido ya bastantes animales cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud.

– Mal -contestó el león, invitándole amablemente a entrar-.

– Claro que hubiera entrado -le dijo la zorra- si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna que llegara a salir.

Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe.

Vocabulario:

Astucia: picardía. Perecido (de perecer): muerto. Ardid: astucia.

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Había una zorra que nunca había visto un león

Había una zorra que nunca había visto un león.

La puso el destino un día delante de la real fiera. Y como era la primera vez que le veía, sintió un miedo espantoso y se alejó tan rápido como pudo.

Al encontrar al león por segunda vez, aún sintió miedo, pero menos que antes, y lo observó con calma por un rato.

En fin, al verlo por tercera vez, se envalentonó lo suficiente hasta llegar a acercarse a él para entablar conversación.

En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor. Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada.

Vocabulario:

Envalentonó (de envalentonar): animar.

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La viuda y su oveja

Una pobre viuda tenía una única oveja. Al tiempo de la trasquila, y deseando tomar su lana en forma económica, la trasquiló ella misma, pero usaba la herramienta en tan mala forma que junto con la lana le cortaba también la carne. La oveja acongojada y con dolor, le dijo:

– ¿Por qué me maltratas así, ama? ¿En qué te puede beneficiar el agregar mi sangre a la lana? Si quieres mi carne, llama al carnicero quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará sin herirme.

Antes de ejercer una actividad, prepárate y entrénate adecuadamente para ejecutarla bien.

Vocabulario:

Trasquila (de trasquilar): quitar la lana.

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La viuda y las criadas

Una viuda muy laboriosa tenía unas jóvenes criadas a las que despertaba por la noche al canto del gallo para empezar el trabajo. Ellas, extenuadas siempre de fatiga, decidieron matar el gallo de la casa por ser él a sus ojos el causante de su desgracia, puesto que despertaba a su señora antes de que abriese el día.

Mas ejecutado el propósito se encontraron con que habían agravado su mal, porque su señora, no teniendo el gallo que le indicaba la hora, las hacía levantar antes para ir al trabajo.

Nunca creas que la causa de tus problemas es lo que primero se atraviesa ante tus ojos. Piensa en qué sucedería si eliminas lo que estás viendo como posible causa.

Vocabulario:

Extenuadas: débil, sin fuerzas, decaída.

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Las zorras, las águilas y las liebres

Cierto día las águilas se declararon en guerra contra las liebres.

Fueron entonces éstas a pedirle ayuda a las zorras. Pero ellas les contestaron:

– Las hubiéramos ayudado si no supiéramos quiénes son ustedes y si tampoco supiéramos contra quienes luchan.

Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los posibles adversarios.

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Las ranas y el pantano seco

Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por lo cual lo abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:

– Amiga, bajemos las dos a este pozo.

– Pero, y si también se secara el agua de este pozo, -repuso la compañera-, ¿Cómo crees que subiremos entonces?

Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella.

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Las palomas, el milano y el halcón

Unas palomas, aterrorizadas por la presencia de un milano, llamaron al halcón para que las defendiera. Inmediatamente él aceptó.

Cuando ya ellas lo habían admitido dentro de su palomar, se dieron cuenta de que hacía mucho más estragos y matanzas en un día, que lo que haría un milano en un año.

Evita los remedios que son peores que la enfermedad.

Vocabulario:

Milano: ave rapaz diurna de las regiones templadas. Estragos: trastornos.

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La lecherita

La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al pueblo, y empezó a hacer planes futuros:

– Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando los que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos. Los pollos estarán listos para venderlos cuando su precio esté en lo más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas donde todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a uno.

Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche al suelo, regando su contenido. Y así todos sus planes acabaron en un instante.

No te ilusiones con lo que aún no tienes.

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