20
Ago.2009
Jugar nos compensaba de las privaciones impuestas a nosotros niños campesinos por la pobreza. El tiempo libre dejado por la escuelita y el trabajo de colaboración con nuestros padres era para el juego. Ante todo el juego con la naturaleza. Teníamos muchas horas para verla, contemplarla y amarla. La naturaleza era nuestro mejor espectáculo y, a veces, nuestro único espectáculo… El agua… jugábamos con el agua, haciendo canales, pozos, represas, y con ingeniería hidráulica de nuestras propias manos, hacíamos deshacíamos y volvíamos a hacer. Pero sobre todo retozábamos en las aguas de la quebrada como peces, o nos aventurábamos en medio de la lluvia, como árboles ambulantes.
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Categoría:Cibercuentos, Cuentos Infantiles y Juveniles