Un hombre muy rico alimentaba a un ganso y a un cisne juntos, aunque con diferente fin a cada uno: uno era para el canto y el otro para la mesa.
Cuando llegó la hora para la cual era alimentado el ganso, era de noche, y la oscuridad no permitía distinguir entre las dos aves. Capturado el cisne en lugar del ganso, entonó su bello canto preludio de muerte. Al oír su voz, el amo lo reconoció y su canto lo salvó de la muerte.
Antes de tomar una acción sobre alguien o algo, ya sea que le beneficie o perjudique, primero debemos asegurarnos de su verdadera identidad.
Le dijo un día un cervatillo al ciervo:
— Padre, eres mayor y más veloz que los perros y tienes además unos cuernos magníficos para defenderte; ¿por qué huyes delante de ellos?
El ciervo respondió riendo:
— Justo es lo que me dices, hijo mío; mas no sé lo que me sucede, pero cuando oigo el ladrido de un perro, inmediatamente me doy a la fuga.
Cuando se tiene un ánimo prudente y temeroso, no hay razón que pueda cambiarlo.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Prudencia
Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. Después de beber, vio su reflejo en el agua. Al contemplar su hermosa cornamenta, se sintió orgulloso, pero quedó descontento por sus piernas débiles y finas. Sumido aún en estos pensamientos, apareció un león que comenzó a perseguirle. Echó a correr y le ganó una gran distancia, pues la fuerza de los ciervos está en sus piernas y la del león en su corazón.
Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó la distancia que le salvaba; pero al entrar en el bosque sus cuernos se engancharon a las ramas y, no pudiendo escapar, fue atrapado por el león. A punto de morir, exclamó para sí mismo:
— ¡Desdichado! Mis pies, que pensaba me traicionaban, eran los que me salvaban, y mis cuernos, en los que ponía toda mi confianza, son los que me pierden.
Muchas veces, a quienes creemos más indiferentes, son quienes nos dan la mano en los momentos difíciles, mientras que los que nos gustan, te fallan en estos momentos.
El ciego.
Érase una vez un ciego muy hábil para reconocer al tacto cualquier animal al alcance de su mano, diciendo de qué especie era. Le presentaron un día un lobezno, lo palpó y quedó indeciso.
-No acierto – dijo, si es hijo de una loba, de una zorra o de otro animal de su misma cualidad; pero lo que sí sé es que no ha nacido para vivir en un rebaño de corderos.
La naturaleza de la maldad se puede notar en una sola de sus características.
Cuando los humanos vieron por primera vez al camello, se asustaron, y atemorizados por su gran tamaño emprendieron la huída.
Pero pasado el tiempo y viendo que era inofensivo, se envalentonaron y se acercaron a él. Luego viendo poco a poco que el animal no conocía la cólera, llegaron a domesticarle hasta el punto de colocarle una brida, dándoselo a los niños para conducirlo.
Es natural que lo desconocido lo tratemos siempre con recelo y prudencia. Después de varias observaciones podremos tener un juicio mejor.
Encerró Zeus todos los bienes en un tonel, dejándolo entre las manos de un hombre.
Este hombre, que era un curioso, levantó la tapa del tonel porque quería saber lo que había dentro, y al hacerlo, todos los bienesvolaron hacia los dioses, menos la Esperanza.
De ahí que la esperanza es la satisfacción de los humanos, que les promete el regreso de los bienes desaparecidos.
Decidió Zeus en pasados tiempos que Hermes grabase en conchas las faltas de los hombres, depositando estas conchas a su lado en un cofre para hacer justicia a cada uno. Pero las conchas se mezclan unas con otras, y unas que llegaron después que otras, pasan antes por manos de Zeus para sufrir sus justas sentencias.
Por eso no nos incomodemos cuando los malechores no reciben pronto su merecido castigo. Tarde o temprano les llegará su turno.
Vieron unos perros hambrientos en el fondo de un arroyo unas pieles que estaban puestas para limpiarlas; pero como debido al agua que se interponía no podían alcanzarlas decidieron beberse primero el agua para así llegar fácilmente a las pieles. Pero sucedió que de tanto beber y beber, reventaron antes de llegar a las pieles.
Ten siempre cuidado con los caminos rápidos, pues no siempre son los más seguros.
Categoría:Cibercuentos, Fábulas sobre la Paciencia
Valiéndose de la debilidad de los Bienes, los Males los expulsaron de la Tierra, y los Bienes entonces subieron a los Cielos.
Una vez estando allí preguntaron a Zeus cuál debía ser su conducta con respecto a los hombres. Les respondió el dios que no se presentaran a los mortales todos en conjunto, sino uno tras otro.
Ésta es la razón por la que los Males, que viven continuamente entre los hombres, los asedian sin descanso, mientras que los Bienes, como descienden de los cielos, sólo se les acercan de vez en cuando.
Tengamos siempre presente que estamos continuamente acechados por los males para su acción inmediata, mientras que para recibir los bienes, debemos tener paciencia.
Vocabulario:
Asedian (de asediar): rodear. Acechados: vigilados.
Una zorra hambrienta encontró en el tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores habían dejado escondidos en una cueva. Y entrando en dicha cueva, se los comió todos.
Pero tanto comió y se le agrandó tanto el vientre que no pudo salir. Empezó a gemir y a lamentarse del problema en que había caído.
Por casualidad pasó por allí otra zorra, y oyendo sus quejidos se le acercó y le preguntó qué le ocurría. Cuando se enteró de lo acaecido, le dijo:
– ¡Pues quédate tranquila hermana hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de seguro podrás salir fácilmente sin problema!
Con paciencia se resuelven muchas dificultades.