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Categoría: Cibercuentos

El canoso y sus dos pretendientes

Un hombre ya canoso tenía dos pretendientes, una joven y otra más vieja.

Apenada la de mayor edad de tratar con un hombre más joven que ella, cada vez que él la visitaba le quitaba los cabellos negros.

A su vez la más joven, no queriendo tener por amante a un hombre viejo, le arrancaba los cabellos canos.

Con esto sucedió que el hombre, pelado alternativamente por una y por la otra, se quedó completamente calvo.

No quites a los demás lo que no te gusta, porque al final te va a gustar menos el resultado.

Vocabulario:

Canoso: Aquellos pelos que a las personas mayores se les va poniendo de color blanco.

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El asno y la perrita faldera

Un granjero fue un día a sus establos a revisar sus bestias de carga: entre ellas se encontraba su asno favorito, el cual siempre estaba bien alimentado y era quien cargaba a su amo. Junto con el granjero venía también su perrita faldera, la cual bailaba a su alrededor, lamía su mano y saltaba alegremente lo mejor que podía. El granjero reviso su bolso y dio a su perrita un delicioso bocado, y se sentó a dar ordenes a sus empleados. La perrita entonces saltó al regazo de su amo y se quedó ahí, parpadeando sus ojos mientras el amo le acariciaba sus orejas.

El asno celoso de ver aquello, se soltó de su jáquima y comenzó a pararse en dos patas tratando de imitar el baile de la perrita. El amo no podía aguantar la risa, y el asno arrimándose a él, puso sus patas sobre los hombros del granjero intentando subirse a su regazo. Los empleados del granjero corrieron inmediatamente con palos y horcas, enseñándole al asno que las toscas actuaciones no son cosa de broma.

No nos dejemos llevar del mal consejo que siempre dan los injustificados celos. Sepamos apreciar los valores de los demás.

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El asno, el gallo y el león

Estaban un gallo y un asno en un pastizal cuando llegó un hambriento león. Y ya iba el león a tirarse encima del asno, cuando el gallo, cuyo cantar se dice que aterroriza a los leones, gritó fuertemente, haciendo salir corriendo al león tan rápido como pudo.

El asno al ver el impacto que un simple canto del gallo realizaba, se llenó de coraje para atacar al león, y corrió tras de él con ese propósito.

No había recorrido mayor distancia cuando el león se volvió, lo atrapó y lo seccionó en pedazos.

Ten siempre presente que las cualidades de tu prójimo no son necesariamente las tuyas.

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El águila de ala cortada y la zorra

Cierto día un hombre capturó a un águila, le cortó sus alas y la soltó en el corral junto con todas sus gallinas. Apenada, el águila, quien fuera poderosa, bajaba la cabeza y pasaba sin comer: se sentía como una reina encarcelada.

Pasó otro hombre que la vio, le gustó y decidió comprarla. Le arrancó las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo.

Repuesta el águila de sus alas, alzó vuelo, apresó a una liebre para llevársela en agradecimiento a su liberador.

La vio una zorra y maliciosamente la aconsejaba mal diciéndole:

–No le lleves la liebre al que te liberó, sino al que te capturó; pues el que te liberó ya es bueno sin más estímulo. Procura más bien ablandar al otro, no vaya a atraparte de nuevo y te arranque completamente las alas.

Siempre corresponde generosamente con tus bienhechores, y por prudencia mantente alejado de los malvados que insinúan hacer lo incorrecto.

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Zeus y la serpiente

Anunciadas las bodas de Zeus, todos los animales le honraron con obsequios, cada uno según sus medios. La serpiente subió hasta Zeus arrastrándose, con una rosa en la boca. Más al verla dijo Zeus:

– De todos acepto sus obsequios, pero no los quiero de tu boca.

No debemos confiarnos de las aparentes bondades de los malvados.

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Los pescadores y las piedras

Tiraban unos pescadores de una red y como la sentían muy cargada, bailaban y gritaban de contento, creyendo que habían hecho una buena pesca. Arrastrada la red a la playa, en lugar de peces sólo encontraron piedras y otros objetos, con lo que fue muy grande su contrariedad, no tanto por la rabia de su chasco, como por haber esperado otra cosa.

Uno de los pescadores, el más viejo, dijo a sus compañeros:

– Basta de afligirse, muchachos, puesto que según parece la alegría tiene por hermana la tristeza; después de habernos alegrado tanto antes de tiempo, era natural que tropezásemos con alguna contrariedad.

Es rutina de la vida que a buenos tiempos siguen unos malos y a los malos tiempos le suceden otros buenos. Estemos siempre preparados a estos inesperados cambios.

Vocabulario:

Afligirse: entristecerse.

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Los lobos, los carneros y el carnero padre

Enviaron los lobos una representación a un rebaño de carneros, prometiéndoles hacer una paz permanente si les entregaban a los perros. Los carneros aceptaron hacerlo, exceptuando a un viejo carnero padre que les reclamó a los lobos:

– ¿Cómo les voy a creer y vivir con ustedes, si ahora mismo, aún con el cuido de los perros no puedo pacer con tranquilidad?

Nunca te desprendas de lo que es primordial para tu propia seguridad.

Vocabulario:

Pacer: Comer hierba el ganado en prados o dehesas.

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La zorra y el mono coronado rey

En una junta de animales, bailó tan bonito el mono, que ganándose la simpatía de los espectadores, fue elegido rey. Celosa la zorra por no haber sido ella la elegida, vio un trozo de comida en un cepo y llevó allí al mono, diciéndole que había encontrado un tesoro digno de reyes, pero que en lugar de tomarlo para llevárselo a él, lo había guardado para que fuera él personalmente quien lo cogiera, ya que era una prerrogativa real.

El mono se acercó sin más reflexión, y quedó prensado en el cepo.

Entonces la zorra, a quien el mono acusaba de tenderle aquella trampa, repuso:

– ¡Eres muy tonto, mono, y todavía pretendes reinar entre todos los animales!

Nunca te lances a una empresa, si antes no has reflexionado sobre sus posibles éxitos o peligros.

Vocabulario:

Prerrogativa: privilegio.

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