El nombre de magos proviene del latín Magi y este del griego «μάγοι». Este término, sin tener el mismo significado que el actual, era un título que se le daba a las castas sacerdotales. Como parte de su religión, estos sacerdotes tomaban una especial atención a las estrellas, y ganaron una reputación internacional por la astrología.
La figura de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos de dichos relatos fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo Testamento de la Biblia. Concretamente el Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos quienes, tras seguir una estrella, buscan al «Rey de los Judíos que ha nacido» en Jerusalén, al que terminarán encontrando sólo en la figura de Jesús recién nacido en Belén, y a quien ofrecen ofrendas de oro, incienso y mirra. Las tradiciones antiguas que no fueron recogidas en la Biblia, sin embargo, les asignan nombre: Melchor, Gaspar y Baltasar, posiblemente sacerdotes provenientes de Persia.
Según la tradición, estos magos fueron a adorar al Mesías que acababa de nacer en Belén de Judea, el que posteriormente se llamaría Jesús de Nazaret. Actuaron, según la misma fuente, siguiendo un extraño astro, calificado de estrella fugaz, que habían visto en sus observaciones del universo, ya que también se cree que eran en realidad magos en el sentido de personas estudiosas de la astronomía y la ciencia.
La señora Claus vive con su marido e igualmente se ocupa de supervisar el trabajo de los Duendes navideños; además de realizar actividades del hogar y de disfrutar de la panadería.
Ella es generalmente representada como una mujer de avanzada edad, rellenita, con el pelo blanco y estilo de peinado en un rodete, un vestido rojo, blanco delantal, y (en algunas representaciones) lentes.
En la tradición popular se dice que su nombre de soltera era Mary Christmas, (de ahí la frase Merry Christmas; que significa Feliz Navidad.)
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En el día de la Inmaculada Concepción (esto es, el 8 de diciembre), se empieza a dar de comer cada noche a un tronco, y se tapa normalmente con una manta para que no pase frío durante la noche.
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Etiqueta infantil, infantiles, leyendas, mitos, nadal, navidad, navideños, niños, personajes, tio
Se trata de un leñador perteneciente a la mitología cántabra que durante el día de Navidad lleva regalos a los hogares de la región. Se ha recogido documentación sobre esta creencia en lugares de Asturias como Llanes y en los pueblos cántabros de Cobijón (Udías) y Ruiseñada (Comillas), municipio este último donde el Esteru goza de gran popularidad y aparece todos los años en su Cabalgata de Reyes. Es por tanto, junto a las anjanas, uno de los símbolos más representativo de las navidades en Cantabria.
Cuentan algunas personas mayores del Valle de Ruiseñada en Comillas que hace muchos años en los bosques de Cantabria un hada buena se encontraba peinándose en el río y unos diminutos duendes empezaron a gritar y alborotar tanto que el hada se acercó y los trastolillos la dijeron:
-«Es un bebé, un bebé humano», «¿por que lo dejaron aquí?» -preguntaban.
-«No sé» -dijo el Hada- «en ocasiones es difícil comprender a los humanos».
-«Desde ahora» -dijo el Hada al niño- «te llamaremos Esteru, y te daré los regalos de Valentía y Bondad durante toda tu vida».
Y cogiendo al bebe lo llevó a la casita de un matrimonio que vivía en el bosque y no tenían hijos. Y durante muchos años Esteru creció feliz con sus padres adoptivos, cada día ayudaba a su padre cortando y haciendo coloños de madera para venderlos por los pueblos. Después de muchos años los padres de Esteru se murieron y el se quedo muy triste y solo, se fue haciendo viejo y se entretenía en hacer figurillas de madera que luego llevaba con su burru como regalo a los niños de los pueblos que visitaba. Esteru era muy querido por los niños, especialmente en uno de los pueblos donde vivían varios niños huérfanos en una casa de acogida que visitaba siempre que podía. Y así todos los años, pero un día una galerna que asoló los pueblos y montañas de Cantabria, destrozó muchos tejados y ventanas y Esteru que se dirigía al pueblo, al llegar vio como un rayo caía en la casa de los niños huérfanos y esta empezó a arder en llamas. Esteru dejó a su burru, corrió rápidamente a la casa y cubrió a los niños, que estaban aterrados, con mantas y los hizo salir por una ventana. Pero al tratar de salir él, una enorme viga le cayó encima y cayó tendido con gran dolor y su corazón dejo de latir, en ese momento su burru comenzó a rebuznar insistentemente. Las personas y niños que contemplaban la escena no pudieron hacer nada y se echaron a llorar. Pero en ese momento una enorme y brillante luz les sorprendió a todos desde el interior de la casa. Nadie podía ver lo que sucedía dentro. Pero dentro de la casa el hada buena que había encontrado a Esteru cuando era un bebé, apareció junto a él y le susurró:
«¡¡Y nosotros te ayudaremos!!» dijeron todos los enanucos.
Y desde entonces todas las navidades, Esteru recorre todos los rincones de Cantabria con su burru repartiendo juguetes y regalos a los niños para que sean felices.
Categoría:Cibercuentos, Personajes típicos de navidad
Una vecina suya, dama distinguida, tenía dos hijas hermosísimas. Él le pidió la mano de una de ellas, dejando a su elección cuál querría darle. Ninguna de las dos quería y se lo pasaban una a la otra, pues no podían resignarse a tener un marido con la barba azul. Pero lo que más les disgustaba era que ya se había casado varias veces y nadie sabia qué había pasado con esas mujeres.
Podría decir de este cuento que así fue, porque así me lo contaron, pero… a los hechos me remito. Como sabéis en Laponia, donde vive Papá Noel, hace un frío terrible, te castañetean los dientes, algunos días se te pegan las pestañas, de los techos de las casas cuelgan unas incisivas y larguísimas estalactitas. En fin…, cabe imaginar que en lugar tan maravilloso como inhóspito, las ardillas usan guantes; los lobos, lustrosas botas de cuero; y los renos, unos graciosos gorros rojos con orlas blancas, que acaban en su punta con una gracioso pompón. ¡Pero qué os voy a contar que no sepáis! O… ¿no sois vosotros de los primeros en salir hacia los mercadillos navideños de las plazas de vuestros pueblos y ciudades, y allí miráis encantados las figuras de Belén, las zambombas, las bolsas de confeti, la nieve artificial… hasta que… lo inevitable, volvéis al hogar con uno de esos maravillosos gorros rojos y blancos sobre vuestras cabezas.
Tomás entonces descansó un poco y se sintió mucho más tranquilo. Nadie le iba a contar a su mamá cuando llegara que se había comido todas las galletas que ella guardaba en la cocina, y podría perfectamente echarle la culpa a algún malvado ratón.
Categoría:Cibercuentos, Cuentos infantiles de Halloween
Las tres brujitas malas reian y reian al ver a los niños peleandose y echandose la culpa los unos a los otros por aquel lapiz perdido, por aquel libro roto, o por que le habian pegado con la pelota por
la espalda.
Pero eran ellas, no eran los niños los que cometian tales travesuras.
Otra nueva entrega del especial de dibujos para colorear de Halloween. Hoy os ofrecemos otras 21 nuevas láminas de brujas, fantasmas, calabazas, hechiceros y hechiceras, buitres, momia, espanta pájaros, vampiros y castillos terroríficos para niños. Ya sabéis, cuidado con los gatos negros. Además muchas de las láminas para colorear también tienen alguna bonita e interesante actividad como laberintos, une los puntos, o colorear los números de cada color para ver figura.
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