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Etiqueta: regalo

Después de todo ¡Es Navidad!
La casa había estado vacía y silenciosa largas horas, por lo que, Baguette; el cachorrito de la familia, se encontraba profundamente dormido enroscado en su sillón favorito, a ratos roncando a ratos lanzando gruñiditos; cuando, de repente, el ruido en la cerradura lo despertó de su profundo sueño haciéndolo caer de cabeza, quedando momentáneamente aturdido.
Un regalo de ravioles
Cuando era niño perdí la «chaveta» por una bibliotecaria. Cada semana ella se encargaba de la hora de los cuentos en el jardín de la biblioteca de nuestro barrio. Nos leía maravillosos cuentos de aventura, fantasía y belleza. Yo nunca faltaba a estas sesiones. De hecho, con frecuencia llegaba con horas de anticipación para asegurarme una silla en la primera fila y no perderme una sola palabra.

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Después de todo ¡Es Navidad!
La casa había estado vacía y silenciosa largas horas, por lo que, Baguette; el cachorrito de la familia, se encontraba profundamente dormido enroscado en su sillón favorito, a ratos roncando a ratos lanzando gruñiditos; cuando, de repente, el ruido en la cerradura lo despertó de su profundo sueño haciéndolo caer de cabeza, quedando momentáneamente aturdido.
– ¡Mira qué lindo pino hemos traído Baguette!-dijo Beca, la pequeña que lo había recogido de las calles una lluviosa tarde de otoño-
El cachorrito se sacudió  y corrió a todo lo que le daban sus cuatro patitas para inspeccionar meticulosamente el inmenso árbol que la familia logró meter por la puerta con tanto esfuerzo.
Las suaves y fragantes ramitas le hacían cosquillas, pero aún así el perrito trató de mordisquearlas; por lo que Beca de inmediato le reprendió diciendo:»¡Baguette malo! ¡El árbol de Navidad no se muerde, ni se maltrata!»
El animalito jamás había escuchado aquella palabra «Navidad» ¿qué quería decir? No lo sabía, pero sonaba linda, era una palabra dulce y tierna, una palabra que se le queda a uno en la boca como un caramelo, o como un poema… Navidad… sonaba a magia y alegría… ¿pero qué era Navidad? …

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Cuento del regalo del Mar
En medio del mar mediterráneo existe una pequeña isla llamada Agios Georgios, en donde cada tarde se pueden escuchar los cánticos de los viejos marineros y pescadores que regresan a sus casas. En una de ésas casitas de tejas rojas y paredes blancas marcadas por la brisa marina, vive un viejo pescador llamado Andraki, junto con su nietecita Lena; ambos salen muy temprano cada mañana a pescar y cuando logran hacerlo en abundancia venden su preciado cargamento en los mercados de las islas cercanas, y celebran tomando té y pastelitos en un café a la orilla del mar; mientras contemplan como el cielo lentamente se tiñe de Índigo y despiertan poco a poco las soñolientas estrellas que cada noche deben guiar a casa a marineros, pescadores y exploradores por igual.

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