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Etiqueta: hombre

Historia del Hombrecito Grande
Yo soy pequeño porque soy un niño. Cuando yo tenga la edad de mi papá, seré grande. Entonces, si mi maestro viene a decirme: «¡Es tarde! ¡Toma los cuadernos y los libros!», yo le diré: «¿No estás tú viendo que soy ya grande como mi papá? Ya no tengo que ir a la escuela.»Mi maestro se quedará pensando, y dirá: «Es verdad, ya es grande. Tiene que aprender otras cosas.»
Hombre de las narices
Cabezudo que representa el hombre de las naricesEl hombre de las narices (en catalán, home dels nassos) es un personaje de la mitología catalana que tiene tantas narices como los días que quedan del año (es decir, cada día que pasa pierde una nariz). Sólo se le puede ver a fin de año, el día 31 de diciembre.

Tradicionalmente, los adultos suelen explicar a los niños que el último día del año sale el hombre de las narices y ellos suelen imaginar un personaje estrafalario con 365 narices en la cara, sin pensar que el 31 de diciembre ya sólo le queda una. Actualmente, en algunas ciudades o pueblos se organiza un pasacalle con un cabezudo representando al hombre de las narices.

En los pueblos más pequeños, se decía que aparecía en la iglesia para beberse la pila de agua bendita.

En Barcelona era tradición encontrarlo a las 12 en punto del 31 de diciembre en la plaza del Palau, delante de la Llotja, sobre una tarima para que todos pudiesen verlo cubrirse con unas cuantas docenas de sábanas las 365 narices que se suponía que tiene por todo el cuerpo, ya que no le caben en la cara.

Hombre de las narices de La Rioja, aparece el día 1 de Ene3ro con todas las naricesSumándose a estas tradiciones, se encuentra la de Arnedo, en La Rioja, que también alimentaba la leyenda del hombre con tantas narices como días tiene el año y que, por el contrario a lo que ocurre en la tradición catalana que habla del día 31, acostumbraba a pasear por la localidad el día 1 de enero, según los viejos del lugar.

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Zeus, los animales y los hombres

Dicen que Zeus modeló a los animales primero y que le concedió la fuerza a uno, a otro la rapidez, al de más allá las alas; pero al hombre lo dejó desnudo y éste dijo:

– Sólo a mí me has dejado sin ningún favor!

-No te das cuenta del presente que te he hecho – repuso Zeus-, y es el más importante, pues has recibido la razón, poderosa entre los dioses y los hombres, más poderosa que los animales más poderosos, más veloz que las aves más veloces.

Entonces el hombre, reconociendo el presente recibido de Zeus se alejó adorando y dando gracias al dios.

Que las grandezas que observamos en las criaturas de la naturaleza, no nos hagan olvidar que fuimos obsequiados con la mayor de todas ellas.

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¿Qué es lo que hace a un hombre poderoso?
Esa es la pregunta que ahora me hago, pero dejen que primero les relate una historia.

En un mundo existían tres reinos, el reino del norte, el reino del oeste y el reino del oriente. Los tres vivían en paz y armonía. Hasta que un día el rey de oriente, el cual era el reino más poderoso murió. Dejando así el trono a su único hijo quien era despiadado e ingenuo. Este joven rey no podía entender por que su reino siendo el más poderoso y vasto de los tres tenía que ayudar a los otros dos. Por esta misma razón de un día para otro cortó toda la ayuda a los otros reinos.

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El hombre y la hormiga

Se fue a pique un día un navío con todo y sus pasajeros, y un hombre, testigo del naufragio, decía que no eran correctas las decisiones de los dioses, puesto que, por castigar a un solo impío, habían condenado también a muchos otros inocentes.

Mientras seguía su discurso, sentado en un sitio plagado de hormigas, una de ellas lo mordió, y entonces, para vengarse, las aplastó a todas.

Se le apareció al momento Hermes, y golpeándole con su bastón, le dijo:

-Aceptarás ahora que nosotros juzgamos a los hombres del mismo modo que tú juzgas a las hormigas.

Antes de juzgar el actuar ajeno, juzga primero el tuyo.

Vocabulario:

Impío: Persona corrupta.

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El caballo, el buey, el perro y el hombre

Cuando Zeus creó al hombre, sólo le concedió unos pocos años de vida. Pero el hombre, poniendo a funcionar su inteligencia, al llegar el invierno edificó una casa y habitó en ella.

Cierto día en que el frío era muy crudo, y la lluvia empezó a caer, no pudiendo el caballo aguantarse más, llegó corriendo a donde el hombre y le pidió que le diera abrigo.

Le dijo el hombre que sólo lo haría con una condición: que le cediera una parte de los años que le correspondían. El caballo aceptó.

Poco después se presentó el buey que tampoco podía sufrir el mal tiempo. Contestándole el hombre lo mismo: que lo admitiría si le daba cierto número de sus años. El buey cedió una parte y quedó admitido.

Por fin, llegó el perro, también muriéndose de frío, y cediendo una parte de su tiempo de vida, obtuvo su refugio.

Y he aquí el resultado: cuando los hombres cumplen el tiempo que Zeus les dio, son puros y buenos; cuando llegan a los años pedidos al caballo, son intrépidos y orgullosos; cuando están en los del buey, se dedican a mandar; y cuando llegan a usar el tiempo del perro, al final de su existencia, se vuelven irascibles y malhumorados.

Describe esta fábula las etapas del hombre: inocente-niñez, vigorosa-juventud, poderosa-madurez y sensible-vejez.

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Zeus y los hombres

Zeus, después de modelar a los hombres, encargó a Hermes que les distribuyera la inteligencia.

Hermes partió la inteligencia en partes iguales para todos y vertió a cada uno la suya.

Sucedió con esto que los hombres de poca estatura, llenos por su porción, fueron hombres inteligentes, mientras que a los hombres de gran talla, debido a que la porción no llegaba a todas las partes de su cuerpo, les correspondió menos inteligencia que a los otros.

No es la apariencia de grandeza lo que confiere grandeza, es lo que está por dentro y no se aparenta, lo que nos hace ser lo que realmente somos.

Vocabulario

Zeus: Dios de la mitología griega. Hermes: Dios de la mitología griega.

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El hombre y el sátiro

Se dice que en otro tiempo un hombre concertó un pacto de amistad con un sátiro. Llegó el invierno y con él el frío; el hombre arrimaba las manos a la boca y soplaba en ellas. Le preguntó el sátiro por qué lo hacía. Repuso que se calentaba las manos a causa del frío.

Se sirvieron luego de comer y los alimentos estaban muy calientes, y el hombre, cogiéndolos a trocitos, los acercaba a la boca y soplaba en ellos. Le preguntó otra vez el sátiro por qué lo hacia. Contestó que enfriaba la comida porque estaba muy caliente.

-¡Pues escucha-exclamó el sátiro, renuncio a tu amistad porque lo mismo soplas con la boca lo que está frío que lo que está caliente!

No nos confundamos con aquellos que nos presentan o aparentan incertidumbre en sus actos.

Vocabulario:

Sátiro: Ser de la mitología con cuerpo de hombre, patas y orejas de cabra y cola de caballo

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